Nació y murió en su casa grande de la Candelaria, que ocupaba toda la manzana y es la que forma la esquina sureste en la encrucijada de las calles Díaz Moreno y Cantaura, antiguamente calles de Puerto Cabello y de Sucre. Él decía que anhelaba morir mirando el atardecer y el campanario de su barrio, oyendo sus campanas que tienen sones de infancia y viendo como se enreda la brisa en el penacho de los chaguaramos. En su casa grande murió y fue velado el ilustre prócer valenciano, el 8 de febrero de 1833; en la tarde del 9 de febrero tuvieron lugar las exequias en el Templo de San Francisco, luego su cadáver fue conducido en hombros de amigos hasta el cementerio de Morillo. Valencia entera vistió de luto ese día.
martes, 11 de mayo de 2010
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